Donde la tierra es más verde
Un crucero por Irlanda va a cumplir con todas tus románticas expectativas. Una riqueza geológica poco común y el cálido efecto del Atlántico producen una asombrosa variedad de terrenos en esta pequeña isla, bañada a lo ancho y a lo largo por lagos y primitivos pantanos.
Al este, el granito arrugado de las Wicklow Hills contrasta con las llanuras de pastos de caballos del Curragh, a pocos kilómetros de distancia; mientras en Connemara, en la costa oeste, podés ir dando un paseo desde la playa hasta la montaña, y a un pantano, o desde un brazo de mar rodeado de algas hasta un lago cubiertos de lirios, en cuestión de pocas horas.
Dublín es la entrada a la República, una capital segura de sí misma cuya energía pura y moderna encaja a la perfección con las ricas tradiciones culturales, con sus excepcionales monumentos medievales y con la gran variedad de colecciones con que cuentan la National Gallery y el National Museum.
Al sur de Dublín, las desoladoras Wicklow Mountains ofrecen un contraste brutal con la vida urbana. En la costa meridional de Irlanda, el litoral de Cork se caracteriza por solitarios estuarios, ondulados páramos y puertos históricos, mientras que la misma ciudad de Cork se encuentra en el centro de la región, con una vibrante vida cultural.
También abundan monumentos que se remontan a los primeros años del Cristianismo, entre ellos la Roca de Cashel o los románticos lugares de Clonmacnoise, Glendalough y Monasterboice.