Reservas naturales y atmósferas coloniales
El noreste de Brasil se benefició claramente del boom económico del país y ahora es una región en crecimiento.
Aunque presenta una de las líneas costeras más efervescentes de Sudamérica, un buen ambiente de playa y una exuberante cultura que mezcla la samba, el reggae e influencias africanas, el área, políticamente dividida en ocho estados separados, no ha sufrido el deterioro del turismo.
Un viaje por el noreste de Brasil te va a mostrar las principales ciudades a lo largo de la costa: algunas, como Recife, Olinda, São Luís y Fortaleza, tienen un gran pasado colonial; otras, como Maceió y Natal, empezaron su desarrollo hace pocos años. Todas estas ciudades tienen sus propias playas urbanas, además de las placenteras playas y de los tranquilos resorts escondidos por toda la costa. La Isla Fernando de Noronha, a cientos de kilómetros de la costa, es una de las reservas naturales más lindas del mundo, un destino caro pero ideal para el ecoturismo.
Los estados brasileños más pequeños y menos visitados por los turistas son Alagoas y Sergipe, pero durante los últimos años también han empezado a desarrollarse. Aunque no poseen el romanticismo de Río y Salvador, las dos capitales estatales de Maceió y Aracaju ofrecen lindas playas y unas nociones de historia, mientras que algunas ciudades coloniales bien conservadas solo distan un trayecto en colectivo.